Yo estaba meditando en casa, como todas las mañanas. Pero esa mañana me percaté de que había más silencio de lo normal. Un silencio atronador. No se escuchaban los característicos coches de una capital. Giré la cabeza y observé cómo caía la nieve, después de haber estado nevando toda la noche. Tiene que estar la ciudad preciosa pensé. Yo tengo que salir a hacer fotos, pensé. Esto no me lo puedo perder, pensé. Y en ese momento se jodió la meditación.
Aguanta Álvaro, llevas medio año meditando y has conseguido acabar todas las meditaciones, que no te entre la ansiedad ahora por un poco de nieve. Y aguanté y conseguí apaciguar la ansiedad que siente todo fotografo ante un acontecimiento único e histórico. Inspiro y tranquilizo mi cuerpo. Espiro y sonrío. Soy consciente del momento presente. Es un momento bello. Y tan bello, todo nevado, volví a desviarme. Acabé la meditación de aquella manera, pero la acabé. Ahora sí, pensé. Me calcé las botas de snowboard, cogí mis cámaras y salí a patear. Me suelo emocionar bastante con la naturaleza, con la luz, con los colores, con cualquier cosa realmente. Debo de tener algún trastorno raro. Pero me gusta todo lo que veo y siento una necesidad obsesiva de capturarlo, para poder revivir esas imágenes posteriormente. Y efectivamente me emocioné. Estuve emocionado todo el día. Una ruta de unos 12km según me dice google. Corta se me hizo, yo quería ver más y más, no creo que esto vuelva a ocurrir en mucho tiempo, pensé, pero eso es todo lo que fui capaz de recorrer y fotografiar. Ahora vuelvo a ver las fotos y vuelvo a revivir esas sensaciones. Las colecciono junto a otro porrón de fotos, que absurdamente me hacen feliz cuando las vuelvo a ver. Será la ansiedad de un fotógrafo que medita.
0 Comments
Leave a Reply. |
TextosEn este espacio iré subiendo diferentes textos, reflexiones, inquietudes, relatos que llevo dentro y quiero compartir. Pasen y lean. Archives
May 2023
Categories |