6/8/2023 0 Comments CAPÍTULO XIII: PROFESORNunca había imaginado que acabaría siendo profesor. En clase nunca fui de los peores, pero tampoco de los mejores. Además era un poco pieza. No me apasionaba estudiar, pero tampoco se me daba mal. Nunca he sacado una matrícula de honor, pero tampoco me he esforzado por conseguirla ni me ha preocupado lo más mínimo. No sería justo decir que aplicaba la ley del mínimo esfuerzo, pero priorizaba otros aspectos de mi vida y siendo una persona pragmática y poco ambiciosa, invertía mis mayores esfuerzos en lo que más gustaba. Y así fueron pasando los años, siendo uno más del montón, sin grandes aspiraciones en mi vida más que vivirla lo mejor que podía. Pero jamás de los jamases, me podría haber imaginado que acabaría siendo profesor y me pondría delante de treinta alumnos a explicarles cosas, no una vez, sino muchas veces a lo largo de todo un curso escolar, durante unos cuantos años. Eso eran muchas horas para enseñar. ¿Qué iba a explicar yo que no pudieran aprenderlo de alguien con más conocimientos y experiencia? Lo que viene siendo el famoso síndrome del impostor. Además, nunca me ha gustado hablar en público, siento pánico escénico. En clase, o en cualquier lugar siendo parte del público, cada vez que sentía ganas de hacer una pregunta el corazón se me ponía a mil por hora, me empezaban a sudar las manos y me bloqueaba y no levantaba la mano. La cantidad de preguntas que me he quedado con ganas de hacer a lo largo de mi vida. Muchas veces, en clase, cuando me entraba sueño, pensaba en hacer una pregunta y mi cuerpo se ponía tenso y me despertaba y la pregunta nunca la hacía, era una forma de autoengañar a mi cuerpo. Mis competencias y habilidades sociales en ese aspecto eran una auténtica basura (algo las he mejorado, me sigue pasando pero ya me da más igual). También me ha costado mantener la atención constante mientras alguien explicaba. No es que no escuchara, pero necesitaba dibujar o hacer garabatos para que mi mente no se pusiera a pensar en otras cosas, y aunque pareciera que no atendía, era mi forma de escuchar y tomar notas. Me pasa leyendo también, en cierto punto pierdo la atención y me pongo a pensar en otras cosas. Y con todas esas taras, ¿por qué me iba a hacer profesor? Pues no lo sabía muy bien, pero fue una pulsión que sentí bastante clara.
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June 2023
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