Diez de marzo

Hace seis años, sobre estas horas, yo estaba viendo el primer capítulo de Battlestar Galactica, de la miniserie remake de 2003. Había acabado mis prácticas, del máster de profesorado, en Salesianos Atocha.

Hace un año, por estas horas, yo estaba en Zaragoza, acostado en la cama, en una habitación de la casa de Salvador y María, feliz por estar en el rodaje de la primera película de uno de mis mejores amigos. Acababa de dejar mi trabajo y mi vida había dado un vuelco.

Hace seis años, cuando estaba completamente flipando con la trama de la serie, en el momento en el que los Cylons acababan de masacrar las doce colonias de la humanidad y el capitán Adama volvía a poner en marcha su recién jubilada nave, para huir con los supervivientes en busca de la supuesta colonia trece llamada Tierra, mi hermano nos avisó que Sofía estaba a punto de nacer. Sin tiempo para apagar el ordenador, salimos escopetados hacia La Paz. No era consciente de que estaba a punto de venir a La Tierra, una personita que cambiaría mi vida para siempre.

Hace un año, en el día de descanso de la película, justo antes del "gran día", recibí una llamada "Carla está a punto de nacer". Estuve a punto de coger el coche, ir a Madrid y volver al día siguiente a Zaragoza, pero preferí esperar unos días, me daba miedo no poder volver y perderme el rodaje por el que había dejado mi trabajo, por el que había apostado mi "felicidad". Serán solo unos días y podré verla, me dije, iluso como todos. No la pude ver en persona hasta setenta días después.

Y, seis años después (serie terminada) y, un año después (pandemia renovando temporada), aquí estoy, en Madrid otra vez, en la casilla de salida, de profesor otra vez hasta verano en Salesianos Atocha, como si no hubiera cambiado nada, pero habiendo cambiado todo, y mucho, esperando con ilusión el rodaje de la película, con una placentera y calmada incertidumbre, pero sintiéndome el tío más afortunado del mundo y deseando ver a mis niñas, Sofía, Celia y Carla, para celebrar que cada día que pasa, la vida, por mucho Cylon que quiera destruirla, es indestructible cuando te puedes defender con el amor.