1/27/2021 0 Comments RespectLos pies le pesaban como si estuvieran llenos de plomo.
Se notaba una montaña en el pecho por la mañana, pero por la tarde parecía una cordillera. Se quedaba largas horas divagando, perdida por vidas paralelas, inventadas. Siempre le había gustado imaginar. El corazón le iba a mil por hora. Cada suspiro le agotaba. Cada canción era un consuelo. LaMontagne en su tristeza. Los Buckley para su duelo. Si sonaba la Creedence solía animarse, con Vedder era un misterio. Soñaba despierta y se despertaba sobresaltada cuando dormía. No quería estar con nadie, pero le aterraba estar sola. Devoraba libros de poesía y saboreaba cada palabra. Sentía que no encajaba en esa vida, que era de otra galaxia. Pero decidió tomar cartas en el asunto. No se merecía ese destino. No quería seguir bailándole el agua al tiempo. Se calzó los zapatos. Cogió un mazo y comenzó a dar hostias a diestro y siniestro contra el muro de su infelicidad. Lo derribó y todo se llenó de aire. Se escaparon los fantasmas. Cogió un vinilo de Aretha Franklin y lo colocó en el tocadiscos. Abrió un armario, alcanzó medio cigarrillo de liar que le quedaba de otro día, lo encendió, le dio una calada y cantó con determinación: What you want honey, you got it.
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Nota del autorSiempre me ha costado comunicarme emocionalmente. Gracias a la poesía he podido expresar a lo largo de los años muchas cosas que llevo dentro y me cuesta sacar. La poesía es mi desahogo, es mi grito, es mi llanto, es mi evasión. Archives
February 2022
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