1/27/2021 0 Comments No hacer nadaLlevo un buen rato sin hacer nada.
Sin ver la tele. Sin leer. Sin escuchar música. Sin navegar por internet. Sin cocinar. Sin hacer ejercicio. Literalmente, no estaba haciendo nada. Algún pensamiento fugaz, vale. Algún sentimiento tontorrón por ahí que asoma, vale. Pero a parte de eso, nada. Escucho el ruido de la caldera. Algún sonido en la calle. Mi respiración. Un break para mi mente, saturada de información. Miro el gotelé. Miro los muebles. Miro los posos del té. Por un momento algo dentro de mi me advierte: oye, haz algo. Y yo le pregunto: por qué. Por qué hay que hacer cosas, somos seres que hacen cosas. Ya he hecho muchas cosas, ahora no voy a hacer nada. Consigo convencer a la voz: pues tú mismo. Para una vez que puedo estar sin hacer absolutamente nada, para una vez que estoy viviendo un estado de alarma, déjame, quiero saborearlo, quiero gozarlo, ¿No crees? Silencio. No se oye un alma. ¿Habrá matado el virus a toda la humanidad y estoy yo aquí sin hacer nada? Mierda, a ver qué dice Ferreras.
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Nota del autorSiempre me ha costado comunicarme emocionalmente. Gracias a la poesía he podido expresar a lo largo de los años muchas cosas que llevo dentro y me cuesta sacar. La poesía es mi desahogo, es mi grito, es mi llanto, es mi evasión. Archives
February 2022
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